Reflexión del día
Foto y Redacción: Noticias Magazine O.D.B
Los hijos de este mundo y de esta era debieran pensar en el daño que se hacen y le hacen a sus descendientes y nueva generación cuando consumen drogas, pues no tienen ni la menor idea del que le están haciendo a su familia, Padres, Hermanos, Sobrinos y todo el entorno que llega a saber de sus andadas y caminos tomados erróneamente y en muchas oportunidades no porque no sepan en que se meten sino que se empecinan en hacerlo solo para llevar la contraria y querer que los demás los vean sufridos porque son hijos no amados por su familia y les vean con lástima ante la tendencia que han decidido tomar.
En el recuadro la irritación grasosa de la marihuana al organismo que se revierte en ojos color rojo pero que en el organismo se convierte en procesos colaterales que dañan hígado, riñones y sistema respiratorio además de la alteración mental que sufren llegando a no valorarse y menos valorar a los que le rodean, para El todos son sus enemigos.
Los ojos de la cocaína son desorbitados, deshidratados y parecieran quebrarse por el daño causado por el alcaloide derivado de una planta tratada con químicos de alta peligrosidad, fatales para la salud, inhalada en polvo o fumada destruyen toda la corteza cerebral irremediablemente, de esos males los consumidores no se dan ni cuenta, su mundo es otro.
Y los ojos más preocupantes son los de una madre que cada día llora el error y la posible culpa de no haber hecho nada por su hijo o hija drogadicto, o el silencio que ha mantenido toda la vida por porque los demás no sepan de su dolor ante la fatal decisión de su hijo menor de edad o mayor de edad de permanecer en ese mundo irreversible.
Reflejan el cansancio por el sueño no alcanzado en la formación de su hijo o el trasnocho de la espera diaria ante los temores que se presentan en la vida de la familia y sobre todo del consumidor en la calle.
La vida cambia para todos en todo sentido y los daños colaterales en la salud, en la economía, en lo social afectan mucho más a la familia.
Autoridades en todos los órdenes deben no palear con agua tibia este flagelo sino atacarlo de raíz acabando con los sitios de expendio, poniendo a los consumidores en trabajos forzados de ornato de la ciudad o en trabajo social preventivo para que las generaciones que crecen no caigan en ese mismo y erróneo camino, no se necesita un policía que persiga, se necesita un policía que eduque, no se necesita un alcalde que hable de importantes proyectos, se necesita un alcalde que desarrolle proyectos que incluyan a los consumidores para sacarlos del flagelo que los mata lentamente, se necesitan padres valientes que enfrenten el problema con decisión y arrojo, se necesitan hijos sanos, limpios, libres de drogas y eso se logra entre todos.